Vaya mierda de noche la del dos de mayo… una tarde llena de
nervios, ansiedad, ganas de dar un puñetazo en la mesa, hacer un partido que
fuera el inicio de algo muy grande… y la realidad me pegó una bofetada de la que
aún sangro.
Me dolieron muchas cosas de esa noche, pero sobre todo que
el vecino rico nos ganara en intensidad. Era lógico que fueran superiores por
fútbol, en definitiva, como dice el Cholo, probablemente son la mejor plantilla
del mundo, pero no entiendo que nos vencieran en ganas, lucha y concentración.
Fue una noche “toledana” en la que, como mucho, dormí un par
de horas y no del tirón. Me venían a la mente jugadas, acciones de uno contra
uno, pases, entradas…
A eso de las cuatro y media de la mañana ya suponía que iba a ser un mal miércoles, entre el cansancio,
la tristeza y la falta de ganas de hablar con nadie no pintaba bien. Sin
embargo, un buen amigo, uno de esos que te encuentras por la vida sin esperar y
que se vuelven indispensables en tu vida, me mandó un mensaje que os transcribo
“Llámame loco, pero quiero creer y voy a creer. Tan fuerte
como un niño pequeño que aún cree en los cuentos, en los milagros. Y puede que
en el minuto cinco o en el que sea me choque con la dura realidad y me dé
cuenta que por esta vez la suerte tampoco nos va a sonreír y que no van a ser
ellos los que sufran una remontada histórica. Pero quiero creer y voy a creer
porque si hay un equipo que lo merece es este”
Ay Jorge, me pusiste el corazón a mil, recuperaste a ese
niño que durante unas horas se había ido a dar un paseo largo fuera de mi
corazón, de ese que siempre late con pasión desmedida, que se entrega a las
causas perdidas porque para las causas ganadas ya están otros. Me devolviste la
ilusión y me negué a que me la quitaran durante los siguientes días los medios
de comunicación vendidos al poderoso, los aficionados rivales que solo animan
cuando su equipo marca y que cuando pierde repiten hasta la saciedad “a mí el
fútbol no me da de comer, me da igual”, esos que solo saben estar en las buenas
y nunca en las malas, que se creen que me van a menospreciar por preguntas tan estúpidas
como ¿Qué se siente? (por las derrotas en Lisboa y Milán). Ay cervatillos, no
lo entenderéis nunca, SE SIENTE ORGULLO Y PASION y no por perder, sino por
estar con mi equipo también en las malas, por no irme de los estadios 10
minutos antes si pierdo, sino quedarme una hora y media más como en Barcelona
cuando perdimos contra el Sevilla la final de la Copa del Rey. Orgullo por unos
jugadores, que ganen o pierdan, mueren por mi equipo. No somos unos vendidos a nuestras vitrinas, no pensamos solo con el cerebro frío y calculador. Nos movemos por otras cosas, que nunca, nunca entenderéis.
Al poco de mandarme ese mensaje bajamos los dos al gimnasio con
nuestras camisetas de entrenamiento del Atleti y como dos hermanos, pasamos una
tarde increíble. Al volver a casa, me crucé con un chaval que iba bien orgulloso con su camiseta del Atleti...
A mí se me olvidó todo y desde ese mismo instante empecé a
pensar ¿y por qué no?
Por qué no iba a ser esta vez la noche mágica del Calderón,
esa noche en la que los sueños se hacen realidad. Por qué la historia no iba a
querer ser escrita en rojo y blanco con una remontada solo alcanzada por unos
pocos. Por qué no iba a presenciar con los míos una noche de pasión sin medida.
Por qué no íbamos a remontar en nuestra última noche europea en el Vicente
Calderón…
Este sábado, justo al acabar los 15 minutos de exaltación rojiblanca después de que terminara el encuentro, con el estadio lleno animando a los nuestros con el unico objetivo de transmitir amor por unos colores, me encontré con Rufo, rojiblanco veterano curtido en mil batallas. Y le dije ... "Rufo, remontamos" dandole un abrazo. El, en ese momento, no lo vió nada claro, pero estaba ahí, animando como uno mas sin irse a casa y sé, que en el fondo, detrás de sus ojos vidriosos y con alguna lagrima rodando en su mejilla, empezó a creer...
Atleti, tu me quitas y me das la vida y sin ti mi vida no
sería igual. Y este miércoles 10 de mayo, me llevarás a la gloria en nuestra
casa, remontando al otro equipo de la capital. Pero si no pasa eso, si no
remontamos, te seguiré queriendo y apoyando como siempre, porque tú, Atleti,
eres la alegría de mi corazón, ni la muerte nos va a separar. Nunca dejaré de
estar ilusionado contigo, nunca dejaré de ir donde haga falta por verte…
Solo te pido que salgas creyendo que es posible, que salgas
sin miedos ni complejos, que salgas a remontar por vosotros… pero sobre todo
por nosotros.
TODO ES POSIBLE Y YO CREO
FORZA ATLETI
El partido de fútbol es tan emocionante. A veces te hará reír, pero a veces te hará llorar. También me quedé despierto hasta tarde para ver este partido y, para ser honesto, también me decepcionó un poco.
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