domingo, 21 de mayo de 2017

Adios amigo



Hoy he llorado a lágrima viva, como ese niño que ha roto su juguete favorito y solo quiere que lo arreglen, pero ya no se puede. Hoy he llorado sin consuelo, porque hoy ha sido mi último partido en el Vicente Calderón.




Este es un pequeño artículo que solo podrán entender dos tipos de personas, los Atléticos y las personas que viven con pasión.


¿Por qué llorar porque tiren un grupo de piedras, ladrillos y hierros?... porque en esa maravilla de estadio, frío, húmedo, incómodo, con cuartos de baño lamentables… he vivido prácticamente de todo, mis peores pesadillas se han hecho realidad y los sueños más bonitos del mundo también. He hecho amistades que durarán para siempre y otras que solo han durado lo que dura un abrazo pero que nunca se olvidarán.


He visto crecer a niños y niñas que ahora son hombres y mujeres. He visto nacer a nuevos seguidores y morir a compañeros de grada que ya nunca olvidaré y que están animando desde el tercer anfiteatro.


A base de años he forjado una amistad profunda con tres personas maravillosas (e incluso en breve iré a la boda de uno de ellos), con las que he vivido de todo en nuestra segunda casa. Separados en la grada, pero unidos en el orgullo de no ser como ellos… 


He vivido previas de muchas horas, interminables, infinitas que me han destrozado y quitado años de vida y he lamentado esos días que no he podido tenerlas.


He cantado hasta quedarme sin voz, he saltado hasta quedarme sin fuerzas, he luchado sin desmayo, me he enfrentado a todo y a todos y he defendido unos colores como me han enseñado a vivir, con LEALTAD Y HONOR.


No ha habido un solo partido en el que no haya aprendido algo, no ha habido un solo momento en ese estadio que no haya sentido algo. Siempre orgulloso, en primera o en segunda, en la victoria y en la derrota.


En resumen, HE TENIDO UNA VIDA en el Estadio Vicente Calderón y hoy, esa vida ha llegado a su fin… y por eso mi corazón ha estallado en llanto.


Gracias por tanto, gracias por todo, gracias por acogerme, gracias por refugiarme, gracias por las lágrimas que me hicieron hombre, gracias por las alegrías que me hicieron sensible, gracias por tu cariño cuando lo necesitaba, gracias por tu abrazo cuando más lo quería, gracias por tu pasión y por tu sin razón, gracias por nunca reprocharme nada y dármelo todo, gracias por dejarme gritar y saltar, gracias por dejarme compartir la mitad de tu vida juntos… 


Ya me gustaría decir eso de ciertas personas … pero claro, tu no piensas en ti, tu solo piensas en los demás, en ser el lugar de encuentro de cientos de miles de atléticos, en ese pequeño lugar del mundo donde la pasión sin sentido se hace realidad. Debes saber, que aunque quiera mucho al Metropolitano, nunca te dejaré por él, nunca dejaré de pensar en ti, nunca te sustituiré, nunca.


Jamás te olvidaré. Siempre te añoraré. Serás ese amigo al que ya no ves, que ya no está, que no vas a recuperar y al que echas de menos cada día de tu vida. Por eso, yo te digo, con la cabeza muy alta y el alma hecha pedazos… ¡¡¡ TE QUIERO CALDERON!!!


domingo, 7 de mayo de 2017

Y POR QUE NO...



Vaya mierda de noche la del dos de mayo… una tarde llena de nervios, ansiedad, ganas de dar un puñetazo en la mesa, hacer un partido que fuera el inicio de algo muy grande… y la realidad me pegó una bofetada de la que aún sangro.


Me dolieron muchas cosas de esa noche, pero sobre todo que el vecino rico nos ganara en intensidad. Era lógico que fueran superiores por fútbol, en definitiva, como dice el Cholo, probablemente son la mejor plantilla del mundo, pero no entiendo que nos vencieran en ganas, lucha y concentración.


Fue una noche “toledana” en la que, como mucho, dormí un par de horas y no del tirón. Me venían a la mente jugadas, acciones de uno contra uno, pases, entradas…


A eso de las cuatro y media de la mañana ya suponía que iba a ser un mal miércoles, entre el cansancio, la tristeza y la falta de ganas de hablar con nadie no pintaba bien. Sin embargo, un buen amigo, uno de esos que te encuentras por la vida sin esperar y que se vuelven indispensables en tu vida, me mandó un mensaje que os transcribo


“Llámame loco, pero quiero creer y voy a creer. Tan fuerte como un niño pequeño que aún cree en los cuentos, en los milagros. Y puede que en el minuto cinco o en el que sea me choque con la dura realidad y me dé cuenta que por esta vez la suerte tampoco nos va a sonreír y que no van a ser ellos los que sufran una remontada histórica. Pero quiero creer y voy a creer porque si hay un equipo que lo merece es este”


Ay Jorge, me pusiste el corazón a mil, recuperaste a ese niño que durante unas horas se había ido a dar un paseo largo fuera de mi corazón, de ese que siempre late con pasión desmedida, que se entrega a las causas perdidas porque para las causas ganadas ya están otros. Me devolviste la ilusión y me negué a que me la quitaran durante los siguientes días los medios de comunicación vendidos al poderoso, los aficionados rivales que solo animan cuando su equipo marca y que cuando pierde repiten hasta la saciedad “a mí el fútbol no me da de comer, me da igual”, esos que solo saben estar en las buenas y nunca en las malas, que se creen que me van a menospreciar por preguntas tan estúpidas como ¿Qué se siente? (por las derrotas en Lisboa y Milán). Ay cervatillos, no lo entenderéis nunca, SE SIENTE ORGULLO Y PASION y no por perder, sino por estar con mi equipo también en las malas, por no irme de los estadios 10 minutos antes si pierdo, sino quedarme una hora y media más como en Barcelona cuando perdimos contra el Sevilla la final de la Copa del Rey. Orgullo por unos jugadores, que ganen o pierdan, mueren por mi equipo. No somos unos vendidos a nuestras vitrinas, no pensamos solo con el cerebro frío y calculador. Nos movemos por otras cosas, que nunca, nunca entenderéis.


Al poco de mandarme ese mensaje bajamos los dos al gimnasio con nuestras camisetas de entrenamiento del Atleti y como dos hermanos, pasamos una tarde increíble. Al volver a casa, me crucé con un chaval que iba bien orgulloso con su camiseta del Atleti...
A mí se me olvidó todo y desde ese mismo instante empecé a pensar ¿y por qué no?


Por qué no iba a ser esta vez la noche mágica del Calderón, esa noche en la que los sueños se hacen realidad. Por qué la historia no iba a querer ser escrita en rojo y blanco con una remontada solo alcanzada por unos pocos. Por qué no iba a presenciar con los míos una noche de pasión sin medida. Por qué no íbamos a remontar en nuestra última noche europea en el Vicente Calderón…

Este sábado, justo al acabar los 15 minutos de exaltación rojiblanca después de que terminara el encuentro, con el estadio lleno animando a los nuestros con el unico objetivo de transmitir amor por unos colores, me encontré con Rufo, rojiblanco veterano curtido en mil batallas. Y le dije ... "Rufo, remontamos" dandole un abrazo. El, en ese momento, no lo vió nada claro, pero estaba ahí, animando como uno mas sin irse a casa y sé, que en el fondo, detrás de sus ojos vidriosos y con alguna lagrima rodando en su mejilla, empezó a creer...

Atleti, tu me quitas y me das la vida y sin ti mi vida no sería igual. Y este miércoles 10 de mayo, me llevarás a la gloria en nuestra casa, remontando al otro equipo de la capital. Pero si no pasa eso, si no remontamos, te seguiré queriendo y apoyando como siempre, porque tú, Atleti, eres la alegría de mi corazón, ni la muerte nos va a separar. Nunca dejaré de estar ilusionado contigo, nunca dejaré de ir donde haga falta por verte…

Solo te pido que salgas creyendo que es posible, que salgas sin miedos ni complejos, que salgas a remontar por vosotros… pero sobre todo por nosotros.





TODO ES POSIBLE Y YO CREO

FORZA ATLETI