Ayer salí del Vicente Calderón con una sonrisa de oreja a oreja, no podía ser más feliz, después de mucho tiempo nos habíamos puesto colíderes en la Liga.
Estaba
claro que este domingo había que dar un puñetazo en la mesa y decirle a todo el
mundo que nosotros también contamos, que queremos hacer de la primera división
una competición divertida, no dual y así lo hicimos, aunque la prensa siga sin
darse cuenta. En cuatro días hemos ganado dos partidos en el último minuto lo
que nos ha permitido a los aficionados pasar del posible desánimo a la euforia.
Así de delgada es la línea que separa la tranquilidad de la preocupación, las
dudas de la confirmación, la frustración de la grandeza…
Os
puedo asegurar que no somos una afición que eche las campanas al vuelo, ni que
se vea campeona con solo siete jornadas disputadas, pero también sabemos
disfrutar del momento y celebrar con cánticos y saltos las victorias in extremis,
sobre todo cuando te hacen estar en lo
más alto. Somos precavidos pero somos felices y queremos más. Justo eso, la
exigencia, es lo que caracteriza a los grandes equipos y nosotros lo damos todo
en la grada y demandamos que nuestros jugadores lo den todo en el césped, como
está ocurriendo.
Del
partido destaco las ganas de ganar por parte de los dos equipos con estilos muy
diferentes. El Atleti todo pasión y ataque sin medida ni descanso y el Málaga a
esperar su oportunidad con mucha clase en sus botas.
Sigo
pensando que si aprovecháramos un 10% de las jugadas a balón parado, en
especial los córners, no hubiéramos tenido que esperar al último minuto para
derrotar a los andaluces, pero este equipo dirigido por un ganador no tiene a
Pantic en su plantel y eso se nota…
En la
primera parte, un Emre sensacional, mientras tuvo gasolina, da un pase a Falcao
que remata de manera primorosa. Menudo golazo rematando de cabeza a media
altura. Caballero solo puede hacer la estatua porque es imparable. Supongo que Mancini
tomaría buena nota en el palco y supongo que los directivos rojiblancos tendrán
el símbolo del dólar en lugar de pupilas…
El empate no es injusto pero si nos deja fríos ya que es el primer
disparo a puerta y para dentro. Pero el “cholismo” ha calado tan dentro en el
vestuario que da igual lo que pase durante el encuentro, solo hay un objetivo,
ganar, ganar y ganar y si nos meten un gol, nosotros tendremos que meter dos y…
a por ello en plancha.
En la
segunda parte el Atleti salió al campo como si empatar implicara la mayor de
las humillaciones y como un martillo pilón atacaba una y otra vez. Adrián
resurgió de sus cenizas generando mucho peligro con sus regates, desmarques y
centros al área y, al final, se hizo justicia con el gol que a pesar de ser en
propia puerta, sin Falcao y el miedo que genera en las defensas rivales nunca
hubiera ocurrido.
El
Málaga genera mucha sensación de peligro porque tiene grandes jugadores pero
ayer casi no tiraron a puerta y al final eso se paga.
Vamos a
disfrutar de estas semanas como colíderes PORQUE NOS LO MERECEMOS.
Forza
Atleti.