Os
reconozco que el partido contra el Real Madrid me dejó muy tocado, como ya os conté
hace unos días. Ayer estuve toda la tarde viendo videos de nuestro Atleti, de
nuestra afición, de la final de Barcelona y de la final de Hamburgo para
insuflarme algo de ánimo. Sin embargo, una boina de pesimismo seguía sobre mi
cabeza.
A doble
partido, el Valencia, me parece el equipo más difícil de los otros tres
semifinalistas y viendo el mal juego rojiblanco en los últimos encuentros mis
sensaciones no eran las mejores.
Pero a
medida que se acercaba la hora de entrar en el campo y viendo la animación en
los bares de los alrededores, mi esperanza fue renaciendo.
El
partido empezó con un gran tifo del Frente Atlético con el eslogan “DESTINO
BUCAREST” y todos mis recuerdos del viaje a Hamburgo, junto a mi compañero de
fatigas Javi y su hermano Carlos, se agolparon en mi cabeza. Queremos volver a
vivir esa experiencia y para eso había que dar un golpe de autoridad en el
Calderón.
Del
partido hay varias cosas que me gustaron como ver que Arda Turán volvió a salir
a jugar y no a esconderse. Fue un cuchillo por su banda y de sus botas nació el
primer gol rojiblanco con un pase medido a la cabeza de Radamel Falcao.
El árbitro
ayer le devolvió al Valencia lo que tanto reclamaban desde hacía dos años,
porque el primer gol suyo viene en el tercer minuto de descuento cuando había
marcado uno, Rami hace falta a Courtois
y Gabi estaba sangrando en el otro área por una falta de libro sobre él.
El
Atleti se fue al vestuario con un resultado injusto y todos en la grada
estábamos preocupados porque ese gol en el descuento marca negativamente a un
equipo. Sin embargo los jugadores salieron a jugar una segunda parte
IMPRESIONANTE.
Diego
Ribas también dio un recital, el segundo gol sale de su bota como si la hubiera
pasado con la mano, directa a la cabeza de Miranda. Más tarde, un lanzamiento
de falta a la escuadra, que para Diego Alves de manera impecable y, en
definitiva, un despliegue de pases de todo tipo y un dominio total del juego.
Le vamos a echar mucho de menos el año que viene.
Adrián
no quiso irse sin el suyo y mete un gol cruzado que levanta las 50.000 almas
rojiblancas con un único grito “ATLEEEEETIIIIIII”.
El
último gol es una obra maestra, un pase impresionante de Diego con un control
magistral del colombiano Falcao que se va por velocidad, dos recortes a su
izquierda y la parte colocándola en la escuadra.
No doy
crédito, me froto los ojos y sigo viendo esa maravilla en mi cabeza. A mi
alrededor se ha desatado la locura. Me abrazo con gente que no conozco, la
gente ríe, llora, se abraza… 100% PASION EN ROJIBLANCO.
Al
final, el Valencia mete un segundo gol, gracias a volver a descontar más de la
cuenta y a que Courtais se resbala. Que mal defendemos las jugadas a balón
parado.
Este
gol le da algo de vida al Valencia, pero todos hubiéramos firmado este
resultado al principio del partido, sobre todo por el baño de fútbol que le
dimos al Valencia.
Hay que
ir pasito a pasito, pero el primero para la final de Bucarest está dado, ahora
solo queda rematar la faena.
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