domingo, 22 de enero de 2012

HOY POR HOY


Yo siempre he dicho lo mismo, hay muchas maneras de ganar y de perder. Para los atléticos es muy importante hacerlo con esfuerzo, con entrega, con lucha, con orgullo... Sentir que los once jugadores que defienden nuestra camiseta, lo están haciendo igual que si nosotros estuviéramos en el terreno de juego.
Jugadores como Luis Aragonés, Arteche, López, Garate, Simeone,… han representado ese sentimiento y cada vez que se han enfundado la rojiblanca, nos han hecho sentir orgullosos.

Nos gusta el buen fútbol pero basado en un equipo y no tanto en individualidades y por eso siempre tenemos en nuestra memoria el Atleti que dirigió Radomir Antic y con el que ganamos Liga y Copa. Un equipo en el que todos los jugadores que formaron el plantel estaban comprometidos con un único objetivo y daba igual que se llevaran bien o mal, que fueran titulares o no. Los once que salían al campo se dejaban el alma para ganar.

Nuestro Atleti llevaba mucho tiempo sin ser un equipo, sin sentir orgullo por pertenecer al Atlético, siendo jugadores sin un objetivo, sin intención ni motivación y hacía falta que viniera un entrenador que mamó el doblete del 96 para que recuperaran esas sensaciones.

Los aficionados estamos tan acostumbrados a llevarnos desilusiones, que estamos contenidos y pensando que en breve nos llevaremos el palo, pero nadie nos va a quitar los tres partidos que hemos jugado, incluido el de La Rosaleda, en donde hubo un cambio de actitud palpable con solo siete entrenamientos. Para mí, ver nuestra camiseta sin ser humillada, sin ser arrastrada ni pisoteada, sino todo lo contrario, siendo defendida como si nosotros mismos la lleváramos puesta, es todo un orgullo.
Dentro de poco visita nuestra casa el Valencia, el Barcelona,… y va a ser muy difícil mantener el nivel, pero por lo menos estoy seguro que vamos a dar la cara y no venderemos barata nuestra derrota. De todas maneras, permitidme soñar y pensar que jugando con tanta intensidad, con tanta ilusión unida a la gran calidad de los nuestros y soñándolo muy fuerte… todo es posible.

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